En el asiento 38 del camión de pasajeros, justo al lado del baño, Domingo Basurto Martínez, de oficio herrero, viaja 22 horas de Monterrey a Acapulco, sólo para ser Presidente de Casilla.
Muy orgulloso, de tez morena, bigote y cabello peinado hacia atrás, decidido contesta cuando le preguntan si vale la pena el largo trayecto: "sí, porque estamos buscando un cambio y estamos cumpliendo al gobierno".
Domingo Basurto lleva apenas un mes en Monterrey, trabajando en la empresa "Construcciones Metálicas de Cancún" en donde por ocho meses permanecerá lejos de su familia haciendo trabajos de herrería.
Con raíces en San Luis Acatlán y en Coyuca de Benítez, en la Costa Grande de Guerrero relata que cuando se enteró que sería funcionario de casilla "yo luego luego pensé en aceptar... hubo una rifa pata ver quien se quedaba como Presidente y yo acepté y adelante".
Independientemente de las 44 horas que tendrá que viajar de ida y vuelta, así como los sucesos que se desarrollen en las 12 horas que dure para él la jornada electoral, pesa sobre él las reclamaciones de sus dos hijos de 7 y 9 años de edad, quienes "están un poco enojados porque cuando voy los saco a pasear y a comer".
Por si fuera poco, María Esther, su esposa, sólo lo disfrutara dos noches, debido a que el lunes a primera hora, tendrá que estar viajando rumbo a Monterrey.
Aún cuando no podrán salir a pasear, su familia seguro estará a un lado de la casilla instalada en la avenida Colorines de la colonia Jardín Mangos, observando cómo se conduce el padre de familia en las elecciones.
Espera una alta votación, por lo menos en su casilla, en donde será el responsable de las 2100 boletas, "hicieron una encuesta a cien personas y sólo cinco dijeron que tal vez no iban a votar".
La empresa, no sólo le permitió faltar cuatro días para ser parte del proceso electoral en el que se elegirá Presidente de la República y se renovarán las Cámaras de Diputados y Senadores, además, le pagó el viaje para acudir al puerto.
La distancia no le impidió a Domingo prepararse para la justa electoral, ya que sus jefes también le pagaron los pasajes para que asistiera a las Juntas Informativas y se preparara como Presidente.
Además de la satisfacción de ser protagonista del proceso electoral dice que otra de las recompensas, será recibir el diploma expedido por el Instituto Federal Electoral (IFE) por su participación, "debemos merecerlo porque no todos tienen la dicha de tenerlo".
Silencioso vuelve a sumirse en sus pensamientos, tal vez repasa el proceso, analiza los probables obstáculos. Juega un rato un poco de golf virtual en su teléfono celular y cae dormido. Está listo para cuando el sol despunte el domingo dos de julio.
Juan José Belmonte Torres
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