Fuente: Vanguardia
ACAPULCO.- Cobijado por el clamor de su público, Enrique Bunbury sedujo a los acapulqueños, quienes junto con él festejaron el éxito del tour Licenciado cantinas.
El Forum de Mundo Imperial fue el escenario que albergó al cantante español, la noche del viernes, donde el sonar de su nombre no cesó hasta verlo aparecer en el escenario, ataviado en un traje rojo con su ya tradicional símbolo de calavera en la espalda.
Por espacio de casi dos horas, el español sedujo a sus fans con sus temas, donde en esta ocasión decidió dejar fuera aquellas canciones que lo consagraron en el gusto del público y con los que llegó a tierras mexicanas en la década de los ochenta con la banda Héroes del Silencio.
Para iniciar el festín, Bunbury se concentró en su música, mientras que al público reiteraba su agradecimiento y entusiasmo por estar en el puerto acapulqueño.
Con temas como El mar, el cielo y tú, Llévame, El solitario, “Irremediablemente cotidiano, El extranjero, Ódiame, el español hizo suya la velada y a su público, que no necesitó de las grandes sorpresas pirotécnicas, en este concierto, donde congregó a cerca de tres mil 200 personas.
Brindis en honor al anfitrión, los besos robados de las parejas que se cobijaron bajo la oscuridad del recinto, dieron el toque al tour de Licenciado cantinas; Bunbury cantó el tema “Una canción triste”, la cual pocas veces interpreta en vivo.
No me llames cariño, Los habitantes, Sácame de aquí, Que tengas suertecita, Sí, El hombre delgado, Porqué las cosas cambian, daban cuenta de esta presentación.
Bunbury reiteró su gran cariño al público, que no sólo lo hizo regresar en dos ocasiones al escenario, sino que también en algunos casos copió su imagen y por los pasillos de este auditorio se podían apreciar a jóvenes con sombreros estilo texano, grandes lentes y cabelleras chinas.
Mientras que para otros las camisetas negras con la cara del español y el nombre del tour fueron suficientes, para sumarse a la gira, y para cerrar definitivamente la velada uno de los músicos enseñó la bandera mexicana.
ACAPULCO.- Cobijado por el clamor de su público, Enrique Bunbury sedujo a los acapulqueños, quienes junto con él festejaron el éxito del tour Licenciado cantinas.
El Forum de Mundo Imperial fue el escenario que albergó al cantante español, la noche del viernes, donde el sonar de su nombre no cesó hasta verlo aparecer en el escenario, ataviado en un traje rojo con su ya tradicional símbolo de calavera en la espalda.
Por espacio de casi dos horas, el español sedujo a sus fans con sus temas, donde en esta ocasión decidió dejar fuera aquellas canciones que lo consagraron en el gusto del público y con los que llegó a tierras mexicanas en la década de los ochenta con la banda Héroes del Silencio.
Para iniciar el festín, Bunbury se concentró en su música, mientras que al público reiteraba su agradecimiento y entusiasmo por estar en el puerto acapulqueño.
Con temas como El mar, el cielo y tú, Llévame, El solitario, “Irremediablemente cotidiano, El extranjero, Ódiame, el español hizo suya la velada y a su público, que no necesitó de las grandes sorpresas pirotécnicas, en este concierto, donde congregó a cerca de tres mil 200 personas.
Brindis en honor al anfitrión, los besos robados de las parejas que se cobijaron bajo la oscuridad del recinto, dieron el toque al tour de Licenciado cantinas; Bunbury cantó el tema “Una canción triste”, la cual pocas veces interpreta en vivo.
No me llames cariño, Los habitantes, Sácame de aquí, Que tengas suertecita, Sí, El hombre delgado, Porqué las cosas cambian, daban cuenta de esta presentación.
Bunbury reiteró su gran cariño al público, que no sólo lo hizo regresar en dos ocasiones al escenario, sino que también en algunos casos copió su imagen y por los pasillos de este auditorio se podían apreciar a jóvenes con sombreros estilo texano, grandes lentes y cabelleras chinas.
Mientras que para otros las camisetas negras con la cara del español y el nombre del tour fueron suficientes, para sumarse a la gira, y para cerrar definitivamente la velada uno de los músicos enseñó la bandera mexicana.