HA FALLECIDO EL PADRE GUILLERMO OLMEDO JAIMES.
PRESBITERO GUILLERMO OLMEDO JAIMES.
Pbro. Lic. Juan CArlos Flores Rivas.
Nació el San Cristóbal, Gro. Municipio de Ajuchitlán, de la diócesis de Ciudad Altamirano, el 10 de Febrero de 1922. Hijo de José Zaragoza Olmedo y Rosa Jaimes. Fue el sexto de once hermanos.
Recibió el Sacramento el 18 de Febrero de 1922 en el templo de San Cristóbal, de manos del Presbítero Antonio Taboada.
Recibió el Sacramento de la Confirmación en el Templo Parroquial de Ajuchitlán, de manos del Siervo de Dios Leopoldo Díaz Escudero, Obispo de Chilapa.
Recibió la Primera Comunión en el Templo de San Cristóbal, el 15 de Agosto de 1933, de manos del Presbítero Antonio Taboada.
Realizó sus estudios primarios en su natal San Cristóbal y en Ajuchitlán, en escuelas particulares.
De familia muy humilde, ejerció como agricultor sin parcela, ayudando a su papá; y como peón sin sueldo, al servicio de otros.
Ingresó al Seminario de Chilapa, el 25 de Enero de 1942, donde fue recibido por el Rector Canónigo Constantino Arizmendi, al Curso Introductorio. Cursó cinco años de Humanidades y siete de Seminario Mayor.
En l Seminario fue compañero de quien sería posteriormente Primer Arzobispo de Acapulco Monseñor Rafael Bello Ruiz, de quien gozaba alta estimación.
Recibió la Ordenación Presbiteral en el Templo del Dulce Nombre de María, en Chilapa, de manos del Siervo de Dios Monseñor Leopoldo Díaz Escudero, el 18 de Octubre de 1951. Entre sus compañeros de Ordenación: Monseñor Ángel Martínez Galeana, el P. Serafín Arzate Silva, Monseñor Rafael Cortés Gaspar.
Celebró su Primera Eucaristía en el Templo de San Cristóbal, el día 23 de Noviembre de 1951.
Fue Vicario Parroquial de San Marcos Evangelista, en San Marcos, Gro. colaborando por tres meses con el Señor Cura Arnulfo M. Pineda.
Era el Padre Pineda alto y robusto, mientras que el Padre Olmedo de baja estatura. Al llegar por primera vez a San Marcos, las mujeres en una casa le ofrecieron al Señor Cura una silla, y al ver a su acompañante le dijeron: “Tú, niño, siéntate en la grada”. A lo que el Señor Cura contestó con firmeza: “Es el Padre Vicario que el Señor Obispo me ha mandado”. Apenados, le ofrecieron también asiento.
Vicario Ecónomo de la Inmaculada Concepción, en Ajuchitlàn, Gro. por cuatro meses.
Vicario Ecónomo en Pilcaya, Gro. por cinco años.
Párroco de Coahuayutla, del Municipio de La Unión, por dos años, a partir del 27 de Junio de 1956 hasta mayo de 1958. Siempre recordaba conmovido, que para su Ministerio, Coahuayutla fue como la prueba de fuego: La Parroquia llevaba años abandonada por incuria de su anterior Párroco. El panorama era desolador: Templo y curato en ruinas, los protestantes haciendo de las suyas, la gente nada comedida. Por dos noches tuvo que dormir bajo un viejo portal. No había ornamentos, vasos sagrado, ni misal, ni ritual de sacramentos. Ni qué decir de la falta de hostias, vino, santos óleos u otros enseres. Tuvo que enviar un propia a la Ciudad de Morelia, y sólo después de 26 días pudo celebrar la Santa Misa por primera vez en su flamante Parroquia. A esta situación habría que agregarle la división de los pueblos, el caciquismo, la violencia sin control, asaltos de la guerrilla que merodeaba los lugares.
Expuesto en los caminos a asaltos, lo crecido de los ríos y arroyos. El peligro de las fieras. En una ocasión la bestia mular en que iba, se le desbocó, porque venteó a un tigre que estaba al acecho y no se pudo detener, sino muy debajo de la sierra donde unos arrieros la detuvieron. Ornamentos, piedra de ara, hostias, vinos, etc. Quedaron regados en el camino. Y el Padre Olmedo, de no haber sido buen jinete, hubiese quedado también a medio camino.
Ese fue el origen de todas sus enfermedades, su dedicación al trabajo apostólico, mal comido, tomando aguas crudas… con todo esto fue pasto de enfermedades, anemia aguda, fiebre tifoidea, que lo agotaron tanto, que tuvieron que sacarlo en parihuelas hasta Michoacán y de allí, en autobús a la Ciudad de México. Allá se hospedó en la casa de su hermano Javier que estudiaba medicina.
Adscrito a la Parroquia de San Jacinto, Distrito Federal por dos años y dos meses.
Recién creada la Diócesis de Acapulco el Primer Obispo, el Siervo de Dios Monseñor José Pilar Quezada Valdés lo llama a colaborar con él, y le envía como primer destino a Icacos.
El 25 de Febrero de 1959 es nombrado Vicario Cooperador de Nuestra Señora del Carmen en el Barrio de El Hueso, con el encargo de continuar la construcción del Templo Parroquial, colaborando con el Párroco Moisés Carmona Rivera.
El 1 de Abril de 1959 es nombrado Párroco Amovible de Nuestra Señora del Carmen en el Barrio de El Hueso, tomando posesión el 11 de Abril, y ejerció el cargo hasta el 16 de Mayo de 1961.
El 17 de Mayo de 1959 es nombrado Director Diocesano de las Obras Pontificias Misionales.
El 4 de Septiembre de 1959 es nombrado Director diocesano de la Pía Unión Nacional del Clero.
El 12 de Noviembre de 1959 es nombrado Confesor Ordinario de las Religiosas Mercedarias del Santísimo Sacramento del Instituto Victoria en el Barrio de El Hueso.
Como Párroco del Carmen, terminó el techo del actual templo Parroquial; promovió la creación de la actual jurisdicción de Mozimba, y el 12 de Diciembre de 1960 por su iniciativa, tuvo lugar la Bendición de la Imagen de la Virgen de Guadalupe por el Primer Obispo de Acapulco, el Siervo de Dios Monseñor José Pilar Quezada Valdés.
Promovió la creación de la nueva Parroquia de San Antonio de Padua en la Colonia hogar Moderno; y también la Parroquia de Nuestra Señora de Fátima en la Colonia Jardín, a cargo de los Padres Pasionistas, entre quienes se encontraban en ese entonces Rafael Galván Cárdenas y Miguel González Saldaña; promovió también la creación de la Parroquia de San José Obrero en el Barrio de La Fábrica, así como la Parroquia de la Inmaculada Concepción en la Colonia Morelos.
Párroco de San Antonio de Padua, en la Colonia Hogar Moderno, por nueve años, desde el 17 de Mayo de 1961, donde construyó el Templo provisional; erigió el Vía Crucis el 21 de Febrero de 1962.
El 13 de Mayo de 1961 es nombrado Confesor Ordinario de las Religiosas Carmelitas Misioneras de Santa Teresa del Colegio Leopoldo Díaz Escudero.
El 16 de Noviembre de 1964 es nombrado Confesor Ordinario del Seminario del Buen Pastor de Acapulco.
El 4 de Marzo de 1974 el Primer Obispo de Acapulco, el Siervo de Dios Monseñor José Pilar Quezada Valdés, lo nombra Vicario Fijo de la nueva vicaría Fija en Proyecto, de Santa María de Guadalupe, en el Fraccionamiento Mozimba.
El 5 de Abril de 1975 es nombrado Miembro del Equipo encargado del estudio para la creación de la nueva Parroquia del Niño Jesús, en la colonia Juan R. Escudero, junto con los presbíteros: Ildefonso Pineda, Rodolfo García, Julio Hernández y José Lluvias.
El 12 de Octubre de 1976 es nombrado Vicario Episcopal para las Misiones.
Párroco 12 de Diciembre de 1994. Nombramiento de Párroco de Santa María de Guadalupe en el Fraccionamiento Mozimba, desde el 12 de Diciembre de 1994 al 27 de Agosto de 2009.
Para la celebración de sus Bodas de Oro sacerdotales, en Octubre de 2010, Dios le concedió poder terminar la construcción del actual Templo Parroquial de Santa María de Guadalupe en el Fraccionamiento Mozimba.
El 26 de Agosto del 2002 fue nombrado Miembro de la Comisión Diocesana de Límites Parroquiales.
Habiendo presentado su renuncia por motivos de salud, el 27 de Agosto de 2009 es nombrado Colaborador de la Parroquia de Santa María de Guadalupe en el Fraccionamiento Mozimba, al tomar posesión el actual Párroco José Arturo Nava Castillo.
Su divisa siempre fue el bien de las almas (salus animarum). Su dedicación en la celebración de la Santa Misa, diaria, le caracterizó por siempre. Tres presbíteros agradecen haberse sentido llamados por su ministerio: Pedro rumbo Alejandri, Pedro Torres García, y finalmente Juan Carlos Flores Rivas
El Padre Olmedito falleció el 26 de Agosto de 2010, a las 2 A. M., aquejado de sus enfermedades, a la edad de 88 años, 58 años de sacerdote, 36 años de servicio en la comunidad de mozimba, primero como Vicario Fijo, después como Párroco, y últimamente como Colaborador. Será sepultado, como es la tradición de los cinco sacerdotes que han salido de su humilde pueblo, a la entrada del Templo de San Cristóbal.
¡Descansa en paz Padre Olmedo! Dios te recompensará tu entrega admirable a la Iglesia!
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