Rosalía Vergara
Ciudad de Méxco
El desastre electoral del PRD se hace cada vez más agudo.
Tras su descalabro en Guerrero, el Partido de la Revolución Democrática casi desaparece del mapa electoral de Coahuila y no tiene mayores perspectivas en Hidalgo.
Las causas: divisiones internas, mala selección de candidatos y confrontación con el Frente Amplio Progresista.
Las consecuencias previsibles: mal desempeño en las elecciones legislativas intermedias de 2009, pésimos resultados en el Estado de México y posible desplazamiento del Gobierno del Distrito Federal, con pocas posibilidades de disputar realmente la Presidencia de la República en 2012.
Mientras que en los comicios del 5 de octubre en Guerrero el PRD experimentó un marcado retroceso en uno de sus principales bastiones, en Coahuila, donde hay elecciones este domingo 19, perdió la presencia que obtuvo en 2006, y el próximo 9 de noviembre acaso aspira a conservar los tres municipios que gobierna en el estado de Hidalgo.
Con apenas el 2.9% de las intenciones de voto en Coahuila para las elecciones a diputados locales, al cierre de esta edición el PRD se jugaba su presencia en el Congreso estatal, e inclusive sus prerrogativas partidistas, si no alcanza el 3.5% de la votación que exige la ley electoral de la entidad, donde sólo gobierna el municipio de San Pedro de las Colonias.
La derrota en Guerrero fue la antesala de una eventual caída del PRD en 2009, pese a que este partido consiguió la preferencia electoral en los comicios presidenciales de 2006, coinciden en señalar el secretario de Asuntos Electorales del CEN del partido, Juan Manuel Ávila; el senador Ricardo Monreal, señalado por el PRD como promotor del voto para Convergencia, y Manuel Camacho Solís, asesor de Andrés Manuel López Obrador que funge como mediador en el conflicto interno del Sol Azteca.
Las diferencias y malos cálculos en Guerrero comenzaron por el hecho de que la corriente Nueva Izquierda (NI), conocida como Los Chuchos, rechazó lanzar candidatos de unidad con los partidos del Trabajo y Convergencia, confiada en que, de acuerdo con sus encuestas, el PRD tenía 50% de las preferencias electorales.
En dicha entidad –al igual que en Coahuila–, Nueva Izquierda mantiene el control del partido, pues el presidente local, Misael Medrano Baza, y su secretario general, Víctor Aguirre Alaíde, son chuchos, corriente a la que de nada le sirvió mandar al propio presidente nacional sustituto, Guadalupe Acosta Naranjo, y a Horacio Duarte, de Alianza Democrática Nacional (ADN), a operar el proceso de los comicios.
Tanto Camacho Solís como Juan Manuel Ávila y Ricardo Monreal reconocieron ante Proceso, en entrevistas por separado, que el error principal del PRD en Guerrero fue la equivocada selección de candidatos y no haberse coaligado, en el FAP, con el PT y Convergencia.
Por eso Camacho Solís, expriista, exfuncionario salinista y exdiputado federal por el PRD, consideró necesario sentar a dialogar a Andrés Manuel López Obrador con los líderes reales del PRD, Alejandro Encinas y Jesús Ortega, para encontrar soluciones a la crisis interna.
Esta plática, preconiza, se daría en el marco de la propuesta que el llamado “presidente legítimo” lanzó el 9 de octubre a “liderazgos reales” del FAP para fortalecer el frente político e impulsar candidaturas comunes para los comicios del año venidero.
Los errores
El pasado 18 de abril, el VI Consejo Estatal del PRD en Guerrero lanzó la convocatoria para participar en la elección interna de los candidatos a diputados en 28 distritos y a cabildos en 81 ayuntamientos.
Durante el proceso, diversos factores enturbiaron la selección: la actuación del gobernador Zeferino Torreblanca, quien impuso a sus candidatos; la guerra entre Nueva Izquierda e Izquierda Unida; las acciones de López Obrador, quien apoyó públicamente al aspirante de Convergencia, Luis Walton; las pretensiones de una parte del PRD de lograr una coalición con el FAP, y la operación política del PRI por parte del senador Manlio Fabio Beltrones y los gobernadores del Estado de México, Enrique Peña Nieto, y de Hidalgo, Miguel Ángel Osorio Chong, además de “los vicios de las viejas elecciones”, destacó Juan Manuel Ávila.
Muestras de la mala selección de candidatos fueron las elecciones internas de Acapulco de Juárez, Iguala de la Independencia y Teloloapan.
En el turístico municipio de Acapulco, el PRD llevaba gobernando nueve años. Antes de la elección, como partido, contaba con el 50% de las preferencias electorales, pero sus aspirantes a la alcaldía no rebasaban el 8%, mientras que el empresario y senador Luis Walton, de Convergencia, tenía más del 30%, aunque su partido no superaba el 3%.
Pese a tales cifras, NI no quiso impulsar a Walton como candidato de unidad, porque según el coordinador de los senadores perredistas, Carlos Navarrete, la contienda se entablaría entre PRD y PRI, en tanto que Walton sería tan sólo “una anécdota” (periódico El Sur del 13 de septiembre). Al final, en los comicios municipales, el empresario Walton obtuvo 5 mil 130 votos más que la aspirante perredista.
A juicio de Ávila, los errores fueron de cálculo, pues los desairados por Los Chuchos decidieron ser candidateados por Convergencia o por el PT, o bien, canalizar todo su apoyo a estos partidos.
Durante la elección interna del 1 de julio en Acapulco, Gloria Sierra, la candidata del gobernador Zeferino Torreblanca, apoyada por NI, obtuvo 21 mil votos; César Flores, diputado federal, impulsado por el Polo Guerrerense de Izquierda (PGI), la corriente que encabeza quien fue secretario de Gobierno hasta mayo pasado, Armando Chavarría, ganó 19 mil, en tanto que Florentino Cruz, apoyado por Izquierda Unida, consiguió alrededor de 14 mil votos.
Con este triunfo, Sierra y el mandatario estatal creyeron que si el PRD había gobernado nueve años el municipio y el partido contaba con el 50% de las preferencias, podrían obtener solos la victoria, de modo que, aparte de no impulsar a Walton, tampoco integraron al resto de los aspirantes a los equipos de campaña, y éstos determinaron tomar otros rumbos.
El legislador César Flores, quien había quedado en segundo lugar, decidió, 15 días antes de los comicios municipales, apoyar al candidato del PRI a la alcaldía, Manuel Añorve Baños, mientras que Florentino Cruz, exrector de la Universidad Autónoma de Guerrero, se pronunció a favor de Walton y apareció encabezando la lista de candidatos a diputados locales de Convergencia.
En Iguala de la Independencia, ubicada al norte de Chilpancingo y gobernada por el PRD durante nueve años, se produjo un fenómeno parecido y el PRD perdió frente al PRI.
El candidato a la alcaldía de “La Cuna de la Bandera” fue David Gama Pérez, “delfín” del actual senador Lázaro Masón Alonso, quien dos veces fue presidente municipal (1996-99 y 2002-05) apoyado por Nueva Izquierda, grupo que hasta ahora gobernaba el municipio.
De acuerdo con Juan Manuel Ávila, en el PRD se planteó que la persona mejor calificada para asumir esa candidatura era la tesorera de la alcaldía, Teresa Ramírez, aspirante impulsada por el presidente municipal, Antonio Jaimes Herrera, pero NI se inclinó por Gama Pérez, quien ganó a Ramírez por 52 votos en la elección interna. La tesorera impugnó dicho proceso ante la Comisión de Garantías y Vigilancia, pero ésta le dio la razón a Gama Pérez.
En tercer lugar quedó Justino Carvajal Salgado –sobrino del presidente municipal de Acapulco, Félix Salgado Macedonio–, quien se inconformó sin resultados favorables. Ninguno de los perdedores fue integrado al equipo de Gama para disputar la presidencia municipal.
El tercer ejemplo, de muchos casos similares que hubo en la entidad, es el de Teloloapan, donde ganó la elección del municipio el Partido Social Democracia con 11 mil 13 votos, después de que el PRD lo gobernó durante 15 años.
En la interna triunfó el candidato de NI, Robell Urióstegui Patiño, quien fue tesorero durante la alcaldía de Modesto Brito González –actual diputado federal–, con 3 mil 600 votos. En segundo lugar quedó el legislador local Marino Miranda Salgado, apoyado por el experredista Ramón Sosamontes Herreramoro –quien estaba registrado como diputado plurinominal del Partido Social Demócrata (PSD) guerrerense–, por la también exmilitante Rosario Robles y por el gobernador actual.
Ante su derrota, Miranda Salgado cambió de partido para obtener la candidatura por el Partido Alternativa Socialdemócrata (PAS) y ganó la elección municipal con el 53% de los sufragios.
Mientras tanto, en Coahuila, el PRD no sólo enfrenta conflictos políticos, sino también legales. Su exdirigente Abundio Ramírez es investigado por desvío de recursos, y debe pagar una multa de 198 mil 546 pesos porque trató de engañar al Instituto Electoral y de Participación Ciudadana con documentos irregulares para justificar gastos por 151 mil 545 pesos en 2007, así como otra multa de 49 mil 500 pesos por entregar información financiera de manera extemporánea.
A esto se suma un litigio laboral abierto por la exdirectora de Comunicación Social del PRD a nivel estatal, Rosa Isela José Ruiz, quien demandó a este instituto político y al entonces dirigente Abundio Ramírez por un millón 389 mil pesos.
Por estas causas, se considera que, en la actualidad, el partido está prácticamente embargado. (El Siglo de Torreón, 2 de marzo de 2008.)
Trinidad Morales, secretario de Acción Electoral del PRD a nivel nacional, estima en entrevista con Proceso que la situación en Coahuila es “difícil”, pero espera que en Hidalgo, donde el próximo 9 de noviembre se renovarán los 84 ayuntamientos, “por lo menos vamos a conservar lo que tenemos”: tres alcaldías.
Escenario de derrota
Luego de que los conflictos internos del PRD se reavivaron tras la derrota en Guerrero, Juan Manuel Ávila advirtió: “Si no superamos esto, la Cámara de Diputados a nivel federal tendrá mayoría priista en el 2009”.
E inclusive el coordinador del FAP, Porfirio Muñoz Ledo, manifestó a Proceso que PT y Convergencia, así como una parte del perredismo, analizan la propuesta que les hizo López Obrador de fortalecer el frente para unirse en las próximas contiendas y evitar una derrota en el 2009. Para ello recomienda realizar reuniones con dos representantes de “liderazgos reales” del FAP.
La lectura que los perredistas hacen de estos planteamientos es que López Obrador no quiere entablar ningún acuerdo con Acosta Naranjo, porque no reconoce a esta dirigencia sustituta.
Sin negar la división interna, también recrudecida por el encono de Los Chuchos hacia Muñoz Ledo, éste sostuvo que en las dirigencias del FAP se discute la posibilidad de ir unidos a las intermedias del año entrante, porque de lo contrario no ganarán ninguna elección.
Entre tanto, el PRD debe definir este año su futuro en el FAP. El PT sí quiere la unidad; Convergencia, no tanto, pues en septiembre pasado su dirigente nacional, Luis Maldonado, reiteró a la prensa que el partido naranja irá solo en las elecciones de 2009.
Como sea, el FAP tiene hasta el 18 y 19 de diciembre como plazo para formalizar un proyecto electoral del 2009, por coalición total o parcial, para los 300 distritos del país.
En entrevista, Ávila comenta que durante la reunión del FAP del martes 7 de octubre, la secretaria general sustituta, Martha Dalia Gastélum, estuvo de acuerdo en la coalición del frente para el 2009, pues tanto él como Camacho y Monreal saben que fragmentando su participación en los comicios se está allanando el camino al PRI.
Para Manuel Camacho Solís, la solución radica en que López Obrador se reúna con Jesús Ortega y Alejandro Encinas, quienes contendieron por la presidencia nacional del PRD en marzo pasado, proceso que derivó en la crisis actual del partido.
“Necesitamos madurez política. Ha llegado el momento en que Ortega, Encinas y Andrés Manuel tengan que hablar de manera respetuosa, porque de lo contrario ninguno estará a la altura de las circunstancias. Sin unidad no hay victoria”, vaticina.
El exregente capitalino considera urgente encontrar una solución a la división interna del PRD para después proponer acuerdos a PT y Convergencia, de acuerdo con las complicadas circunstancias que estableció la más reciente reforma al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe).
Asesor de López Obrador, Camacho Solís funge como mediador en el conflicto interno, por lo que se ha reunido lo mismo con Ortega que con Encinas.
Si no hay unidad en la izquierda, dice, en 2009 se presentarán pérdidas territoriales, e inclusive señala el riesgo de que el PRD ya no siga encabezando el gobierno del Distrito Federal, de que pierda delegaciones y diputaciones y de que no se encuentre en condiciones de competir por la gubernatura del Estado de México, plataforma electoral para la carrera presidencial.
Y remata: “Si se resuelven bien los problemas, la tarea será ganar el voto de los indecisos, y de eso dependerá la candidatura presidencial”.
El Sur de Acapulco 19 de Octubre del 2008