La respuesta es la misma. Tanto meseros, garroteros, gerentes, cadeneros y
jóvenes asiduos a estos sitios afirman: "sé que la venden, he escuchado, pero nunca me han ofrecido".
Y el fenómeno ocurre lo mismo en bares de la Condesa, sobre la Costera Miguel Alemán, que en las discotecas de lujo ubicadas sobre la avenida Escénica. Taxistas y meseros, los infalibles contactos.
La larga hilera de taxis afuera de las discotecas o los antros ocultan su verdadera intención. "Los taxistas tienden a conocer a los chalanes de los narcos", revela un mesero, quien solicita el anonimato.
Es así como los "trabajadores del volante" se convierten en intermediarios entre los consumidores o demandantes de las diversas drogas y las "tienditas" que pululan a lo largo y ancho de la zona turística de Acapulco.
Pero, ¿cuál es la mecánica?, se le inquiere a un mesero, y sin tapujos responde: "Es sencillo: el cliente nos pide la droga, nosotros salimos y pedimos la porción al taxista y éste a su vez entrega el material".
Agrega que cuando al taxista se le acaba el producto, regresa a la narcotienda por más. Es así, como una bolsita de cocaína que originalmente puede valer 50 pesos, llega a tener un costo de hasta 400 pesos con intermediarios.
"La coca es más común que otra droga, mire, haga de cuenta que a mí se me antoja, es obvio que no quiero andar preguntando por todo el antro, simplemente le doy una ´feria´ al mesero para que me consiga mi bolsita", asegura el entrevistado.
Regularmente el 'rollo' está entre los taxistas que hacen parada afuera de los antros, detalla quien dice llamarse Julián Blanco
-nombre ficticio-, mesero que, como todos, niega participar en la red de distribución.
Aún cuando puede encontrarse droga prácticamente en todas las discotecas y bares de lujo de Acapulco, ésta predomina en los establecimientos de la Condesa, así como en los 'table-dance".
Es así como en antros muy exclusivos se distribuye en lugares más discretos dentro del lugar, como en los baños.
Sin embargo, en las zonas arriba citadas se ofrece abiertamente incluso en las banquetas y es donde la participación de taxistas en la red de narcomenudeo es más activa.
En discotecas muy exclusivas, donde los taxistas están agremiados en sitios, es más difícil su participación en la distribución de droga, empero en aquellas discotecas que permiten el aglomeramiento de éstos o la presencia de promotores turísticos, hay más factibilidad.
"El papel del taxista es el de relaciones publicas, ellos son los que te dicen hasta la hora y con quién puedes encontrarla, depende si eres muy de confianza, ellos te dan a escoger la cantidad, te dicen cuántos ´churros´ quieres o cuántas ´grapas´", señala.
Muchas veces esto se convierte en un negocio tipo 'Andrea' o 'Melgachos", relata Julián.
Sin embargo, entre los meseros y clientela hay un factor fundamental e ineludible: el cadenero. "Son las personas de quien menos puedes sospechar", dice Julián, quien señala que "mientras todo mundo anda como menso baile y baile, ¿quién se da cuenta qué hay en la puerta?".
Precisamente son los cadeneros quienes dejan pasar consciente o "inadvertidamente" la droga al interior de las discotecas. Los portadores pueden ser narcomenuderos o consumidores, quienes las esconden en cualquier parte.
En los registros de la Unidad Mixta de Atención al Narcomenudeo (UMAN) no existe un solo caso de persona detenida en el interior de una discoteca con droga. Esto se debe a que, dependiendo del grupo al que pertenezca o de la "mordida", sólo se les permite o niega la entrada.
Martha Duarte Pineda, de 17 años de edad, quien acostumbra visitar algunas discotecas o bares de la Condesa, asegura que los narcomenudistas se hacen pasar por clientes y comúnmente las venden en los baños, donde abordan directamente a sus clientes.
"En todos los antros los revisan y me imagino que el que la distribuye ya se sabe algunas mañas por si lo revisan para que no se la encuentren, ya adentro en los baños pues nadie se mete a vigilar", explica.
"Me han ofrecido", asegura Martha, tanto de personas ubicadas en los accesos a los baños, como de sus propios amigos, quienes la llevan oculta en la ropa y que discretamente la consumen en los baños.
Otros jóvenes que negaban la existencia del tráfico de drogas en las discotecas, reconocieron también que era común saber sobre jóvenes drogados, sin embargo, nunca habían visto a uno drogándose al interior de los antros.
Franca y abierta, Johanna, quien acaba de cumplir los 18 años, asegura que los narcomenudistas, imponen moda.
Sabe que todos están involucrados en el negocio de la droga. Por eso es fácil que afuera o adentro circulen normalmente los narcomenudistas, quienes desde su punto de vista son fáciles de identificar por su común atuendo.
Bolsa cruzada de marca, jeans, playeras tipo Polo y sandalias, parecen ser el uniforme de los pequeños distribuidores, motivo por el cual se les identifica -¿qué hombre lleva bolsa a las discotecas?-, y en algunos lugares, son ya conocidos.
"Luego luego los detectas, traen bolsas Luis Vuitton o Dolce & Gabbana y se las enganchan cruzadas; se ven tan ´nacos´", describe Johanna, y agrega que "tienen alrededor de 30 años, traen coches de modelos recientes y se visten con jeans y playeras de marca'.
Martha asegura que pese a todo, mientras uno acuda únicamente a divertirse, no pasa nada. "A nadie le conviene meterse en problemas, ni a los dueños de las discotecas, ni a los meseros, ni a los chavos que vienen a divertirse o, incluso, a los mismos ´nacos´ que venden la droga".
Quizá por eso en la última década, pese a 'levantones' y ejecuciones, en las discotecas de Acapulco no se ha registrado un solo enfrentamiento que haya obligado a la clausura de algún lugar, y tal vez por ello aún hay ambiente en los antros de Acapulco, concluye.
»El ambiente en los antros de Acapulco | Vanguardia: Información con Valor