En Acapulco, Guerrero, participaron organizaciones ciudadanas, religiosas, empresariales y sobre todo, ciudadanos sin militancia partidista.
En silencio ocuparon dos carriles de la costera Miguel Alemán, al frente del contingente iba el sacerdote Jesús Mendoza Zaragoza.
En León, Guanajuato, unas 600 personas se unieron para marchar por la paz desde el Arco de la Calzada hasta la presidencia municipal, para pedir al gobierno federal que frene la violencia que impera en el país.
En Torreón, Coahuila, el hartazgo de la ciudadanía se impuso y logró convocar a alrededor de 500 personas frente a la Alameda Zaragoza.
Veracruz se sumó a la marcha por la paz y la reconstrucción convocada por el poeta Javier Sicilia a escala nacional.
Poco más de un centenar de personas, entre ellas un grupo de indígenas que realizó un ritual azteca, caminaron por el centro histórico de la ciudad de Veracruz para demandar paz en nuestro país y fin a la guerra contra el crimen organizado.
Escenas similares se observaron en Durango, Jalisco, Hidalgo, Colima, San Luis Potosí, Tamaulipas, Zacatecas, Quintana Roo, Oaxaca, Tlaxcala, Nuevo León y Puebla, donde cientos de personas se unieron al reclamo de Javier Sicilia y se manifestaron contra el clima de violencia e inseguridad que priva en gran parte del país.
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