Bernardo Mendoza Ruiz El Universal
bernardo.mendoza@eluniversal.com.mx
Durante años, Eduardo Patiño se desempeñó como profesional de la banca y sus derivados, sin embargo, a raíz de que un familiar le pidió que al morir depositara sus cenizas en el mar, Eduardo profundizó sobre los requisitos que se necesitaban para ello y descubrió un negocio ecológico y con futuro.
Tuve que ponerme a investigar cuál sería la mejor manera de cumplir esa tarea —comenta el empresario— con el fin primero de no dañar el ecosistema; descubrí que con la construcción de un arrecife artificial podría verter las cenizas humanas al mar y al mismo tiempo hacer un favor a la naturaleza al crear un refugio para la reproducción de la vida marina.
Así es como nace Inmemoriam, la primera empresa en ofrecer los servicios de custodia y resguardo de cenizas en arrecifes artificiales, ubicado a tres millas náuticas del puerto de Acapulco.
¿Un negocio con futuro?
Con este ejercicio pude comprobar que se puede comenzar un negocio apegado a las normas ecológicas y que sea rentable. Cuidar el ecosistema puede ser muy lucrativo, pues todos obtienen un beneficio: gana el medio ambiente con la generación de cada estructura que contiene las cenizas de una persona. El arrecife mide un metro de ancho por 80 centímetros de alto, y cuando se deposita en el mar, al año de estar sumergido genera 200 kilos de biomasa, que ayudan a las especies a reproducirse. Además de que contribuye a limpiar, es un filtro natural para limpiar el agua.
Los pescadores se pueden beneficiar de producción de especies con valor agregado, como la langosta, las almejas o los mejillones, que se pueden reproducir en este tipo de arrecife artificial, con lo que las personas que se dedican a la pesca pueden obtener productos con mayor demanda en el mercado.
Las autoridades portuarias, de ecología y el gobierno del estado pueden tener un control más estricto del litoral, evitando que las personas arrojen urnas que contaminan el mar, ya que no son biodegradables como las que empleamos nosotros, que están hechas a base de fécula de maíz, celulosa o sal. Además se genera turismo con las personas que acuden a dejar a sus seres queridos al mar.
¿Todo el proceso es 100% ecológico?
Por su puesto, las cenizas de las personas que sumergimos generan una parte del arrecife, éste tiene una profundidad de nueve a 18 metros, de acuerdo a la disponibilidad, para que la fotosíntesis se realice a la perfección. Es algo que se puede visitar sin necesidad de equipo especial de buceo.
¿Cuál es el costo?
Depende del número de personas que van al homenaje, por el tipo de embarcación que se necesita; por lo general van 10 personas, inclusive lo podemos hacer sin la presencia de los familiares.
Al final se les entrega una charola con las coordenadas donde se depositaron los restos del paquete. De entrada, el costo es de 20 mil pesos o hasta donde los familiares quieran llegar.
¿Cómo se realiza el servicio?
Lo que hacemos es un homenaje, no es la simple dispersión de las cenizas. En un servicio llevamos flores en una embarcación, de manera íntima; se cuenta con bebidas que el cliente sugiera. La ceremonia se realiza a las siete de la mañana porque el mar está más tranquilo y hace menos calor; vamos con música, es un momento muy emotivo el de cerrar capítulos.
Los buzos toman las cenizas y las depositan en la estructura que sirve de arrecife artificial. Algo importante es que todas las personas que participan en la ceremonia cuentan con un seguro de vida gratis, que dura desde que salen del puerto hasta su regreso.
Juan José Belmonte Torres
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