09 octubre 2007

Acapulco no guardó la memoria del Paulina: persisten edificaciones en zonas de alto riesgo

- Hace diez años llovió en cuatro horas lo que llueve en un año causando la muerte a por lo menos 400 personas

- Cinco mil casas fueron destruidas completamente y 25mil resultaron dañadas.

- Se ha burocratizado la Protección Civil en el puerto, señala exdirector del organismo

 

"Recordar para no repetir". Freud

 

Por Juan José Belmonte Torres

 

Los mexicanos no tienen memoria, dice un verso popular que en Acapulco es fácil comprobar. Al cumplirse este nueve de octubre diez años del paso del huracán "Paulina" por Acapulco, hay decenas de miles en zonas de alto riesgo e inundables y la Protección Civil, se ha burocratizado, señalan expertos.

      De la tragedia del Paulina sólo hay recuerdos en las rocas que permanecen en los arroyos que arrastraron personas, casas y automóviles. Los puentes reconstruidos, los cauces ampliados por la Comisión Nacional del Agua (CNA) son mudos testigos de la reconstrucción.

      Aquel nueve de octubre a las dos de la mañana comenzó la peor devastación causada por un huracán en los últimos 30 años. Causó daños a los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas. Pese a que en Acapulco se estiman en 400 los muertos, hay otros cientos de desaparecidos.

     Tan sólo en la calle río Papagayo, en la colonia Vista Alegre, lugar en donde se desbordó el arroyo del Camarón, luego de arrasar la iglesia " La Sagrada familia" en segundos, aparecieron por lo menos tres cadáveres. Uno de ellos, el de un niño aferrado al tronco de un árbol.

       Jesús Navarrete, abogado de profesión experimentó la tragedia en pleno, cuando el arroyo literalmente atravesó su casa llevándose la camioneta estacionada en el interior de su cochera. "Nos salvamos de milagro", recuerda.

      Su familia, encerrada en los cuartos, logró salvarse de la fuerte corriente que por cuatro horas se precipitó sobre Acapulco y que algunos describieron como enromes serpientes de arua que descendían de las nubes.

      Era un jueves tranquilo. Los fuertes vientos se dejaban sentir desde la noche anterior, sin embargo no había sistema de alerta que previniera la entrada del huracán. El último reporte de la CNA, enviado a las 20 horas, alertaba de la cercanía del huracán y fue el reporte que los noticiarios matutinos tenían previsto leer.

     Nadie se imaginó que la noticia iba a ser sobreseída durante la madrugada   dejando al centro turístico más importante del país, totalmente destruido, luego de que enormes corrientes de agua y lodo y piedras de hasta 10 toneladas descendieran de lo alto de los cerros destruyendo todo a su paso.

      De acuerdo al reporte publicado por el boletín de Investigaciones Geográficas del Instituto de Geografía, UNAM, titulado "Algunos efectos de la precipitación del huracán Paulina en Acapulco, Guerrero", escrito por Lucía Guadalupe Matías Ramírez, los primeros reportes del Paulina se recibieron desde el cinco de octubre.

         De acuerdo al reporte de la UNAM, para el siete de octubre presentaba una categoría 4 en la escala Saffir-Simpson y su centro estaba en Salinas Cruz, Oaxaca y sin avisos previos pata el nueve originó que entre las dos y las seis de la madrugada se registrara una precipitación histórica en Acapulco.

      "La lluvia máxima fue superior a los 400 mm, localizada en el Cerro de la Vigía en Acapulco, Guerrero… en cinco horas se recibió el equivalente a la tercera parte de la lluvia promedio anual", dice la investigadora Matías Ramírez, según datos de la CNA.

     En su estudio, deja constancia que los daños causados por la precipitación no hubieran sido mayores, por lo que las muertes "se debieron principalmente a la inconveniente ubicación de los asentamientos

humanos sobre las barrancas, ya que éstas no son áreas apropiadas para las viviendas y, por ello, se registró ahí la mayor pérdida de vidas humanas".

       Las principales avenidas del puerto, ubicadas a la altura del mar, recibieron depósitos de hasta tres metros de arena y piedras.

          "Las playas sufrieron destrozos en el equipamiento urbano, servicios públicos, árboles arrancados

desde sus raíces y acumulación de basura. La subestación Puerto Marqués quedó fuera de servicio debido a inundaciones. Hubo más de 110 000 familias sin energía eléctrica en los municipios de Ometepec, Cuajinicuilapa. Chilpancingo y Acapulco", describe la investigadora.

     Paulina destruyó en su totalidad cinco mil casas, ubicadas en   los cauces o muy cerca de los ríos y arroyos. 25 mil casas registraron daños menores, otras 3,067 quedaron sin techo, y por lo menos diez mil familias quedaron damnificadas.

      De acuerdo al reporte de la investigadora, 25 escuelas tuvieron daños, 163, 652 estudiantes quedaron sin clases y diez días después sólo habían retornado a las aulas 79,600, esto motivado principalmente por los cortes en vías de comunicación y el arrastre de rocas y árboles caídos en las avenidas, que impedía la circulación vehicular.

      La actividad del sector Salud fue intensa: 7 500 consultas, se realizaron 300 curaciones, 121 operaciones, 514 urgencias médico-quirúrgicas (fracturas, golpes, etc.), se aplicaron 48 000 dosis de vacunas (poliomielitis, difteria, tosferina, tuberculosis y sarampión) y 40 000 de vitamina A. Se

atendieron 3 700 padecimientos respiratorios, 1 074 casos de diarrea y 23 de cólera, cita Matías Ramírez.

      Melquíades Olmedo Montes, abogado y exdirector de Protección Civil municipal, recuerda que cuando tomó las riendas del organismo, el 28 de enero de 1998, "no funcionaba operativamente" y sus oficinas eran un cuarto, arriba de la Dirección de Tránsito municipal.

     En efecto, existía Protección Civil en el organigrama porque desde 1986, después del temblor del 19 de septiembre de 1985, se ordenó a nivel federal que se establecieran oficinas de Protección Civil, y en Acapulco eso se hizo, se estableció la oficina, más no se ejercían las funciones.

     Lo primero que hizo fue censar las casas en zonas de alto riesgo. "A partir de ahí, nos fuimos dando cuenta de que el   problema no era 100% jurídico, sino más que nada social, porque la mayoría de los propietarios de los terrenos colindantes con cauces habían adquirido su propiedad de forma legal".

      Los terrenos adquiridos a través de la Junta Federal de Mejoras Materiales, del Fideicomiso Acapulco, del CORETT y del Invisur, estaban bien delimitados, sin embargo "por falta de vigilancia de la autoridad fueron invadiendo hacia el río y en un momento ahorcaron la afluencia del arroyo, ese fue el punto de partida".

     En 1998, se instaló en el puerto el Sistema Hidrometeorológico de Prevención Temprana, en donde a través de 8 pluviómetros se recibían datos de la intensidad de la lluvia, sin embargo, la información era recibida dos horas después. "El satélite se desfasaba dos horas y en una perturbación atmosférica dos horas es mortal", señala Olmedo Montes.

      Por tal motivo se monitoreaba vía telefónica a través de las alcaldías en la Costa Chica , cercana a Oaxaca y de esa forma se dio un seguimiento puntual a la trayectoria de un fenómeno hidrometeorológico. Este sistema se implementó después en centro América.

      Recuerda que en aquella época no había una clasificación de zonas, por lo que con el apoyo de la CNA se empezaron a señalizar estableciéndose 20 zonas y posteriormente se reclasificaron en zonas de alto riesgo, riesgo e inundables.

      En total se identificaron 226 áreas críticas, de las cuales 83 son de alto riesgo, 104 de riesgo y 40 inundables, se determinaron 104 instalaciones para ser utilizadas como refugios temporales y se establecieron rutas de evacuación.

      Aunado a lo anterior se crearon comités vecinales de Protección Civil, integrados por un responsable de los refugios y   otra persona que enviaba a Protección Civil el censo de personas para que se les llevaran cobertores y alimentos oportunamente.

      Incluso los funcionarios municipales de primer nivel estaban a cargo de supervisar determinadas áreas e informar sobre algo sobresaliente a Protección Civil cuando había algún fenómeno sobre el puerto.

     En la actualidad la situación es completamente diferente y quedó comprobado con la tormenta tropical "Henriette", que inundó miles de casas y sus habitantes no fueron evacuados a tiempo. Las viviendas de interés social inundadas están ubicadas en zonas que habían sido declaradas como "inundables" por la Dirección de Protección Civil municipal en tiempos de Olmedo Montes.

     Incluso la colonia de Llano Largo, donde se ubicaron todas las casas inundadas por el huracán "Henriette", se ubica en la zona 20 "Plan de los Amates", una de las 20 zonas de peligro plasmadas en el Sistema de Alerta Hidrometeorológica de Acapulco de Juárez.

      En 1998, de acuerdo a la relación de sitios de alto riesgo, en la colonia Llano Largo no existía una sola vivienda, por lo cual no existían habitantes. Hoy, existen incluso centros comerciales y unidades habitacionales, las cuales resultaron con daños por "Henriette".

     Pese a la declaratoria, los gobiernos municipales posteriores, crearon un Plan Director de Desarrollo Urbano nuevo y otorgaron permisos de construcción.

      "Henriette" también dejó en Acapulco seis muertos, integrantes de dos familias que vivían en zonas de alto riesgo y cuyos casas fueron aplastadas pro enormes rocas que se deslavaron. De acuerdo al actual secretario de Desarrollo Urbano municipal, Manuel Malvaes Rosillo, hay más de cien rocas que no se han demolido por falta de presupuesto.

      En aquel tiempo, dice el exdirector de Protección Civil, "no existía la burocracia que vemos hoy.   Teníamos a disposición de particulares la maquinaria en caso de que la necesitáramos, estábamos  autorizados para contratarla porque el Ayuntamiento siempre ha estado sin recursos".

        En aquellas ocasiones posteriores al Paulina, Protección Civil contaba con alrededor de200 radios en campo "y aparte coordinados con taxistas de banda civil y ellos nos monitoreaban o decían hay un deslave, se cayó un árbol, se sale el agua, todo Acapulco estaba movilizado, pero, bueno, son prioridades,   hace 10 años eran otras prioridades, hoy son diferentes", dice Melquíades Olmedo.

- ¿Prioridades políticas?, se le cuestiona.

- Políticas – dice-, aunado a que estando la tragedia todavía cercana, la gente cuando menos tenía temor,  pero hoy volvieron a invadir los mismos cauces, las mismas zonas, no se le ha dado seguimiento  a los  programas de Protección Civil.

      Luego del Paulina, la Dirección de Protección Civil habilitó oficinas en donde había incluso un auditorio y una biblioteca, e incluso un área de literas "porque ahí montábamos guardia el tiempo que duraba la contingencia".

     Ahora, algunas áreas de aquella Dirección se han convertido en oficinas de otras dependencias municipales. Dicen que el tamaño de las oficinas refleja la importancia de las dependencias que albergan.

     "Yo creo que siendo objetivos, el programa de Protección Civil tiene que ser permanente, tiene que ser una campaña dirigida a crear conciencia hacia la población porque de lo contrario no avanzas", enfatiza Olmedo Montes.

      Dice que  no hay gobierno en el mundo que esté suficientemente preparado para afrontar la furia de la naturaleza, ya que no existen los mecanismos adecuados para determinar con precisión   el punto exacto del impacto, la intensidad con que se va a impactar.

      El problema, es que la gente olvida y hoy, no existe memoria. A diez años del huracán muchos ancianos han muerto y muchos niños de aquel tiempo, jóvenes ahora, no guardan el recuerdo de la tragedia.

       Hoy no hay simulacros de evacuación de colonias en zonas de alto riesgo o inundables, como se hizo por muchos años, muchas escuelas han dejado ser refugios temporales y hace años que no hay una acción decidida del gobierno para desalojar viviendas en zonas de alto riesgo.

       El peligro persiste, el problema es la pérdida de memoria colectiva y la falta de un mecanismo que con suficiente tiempo advierta de la inminencia de la llegada de un huracán.

       Hasta el año pasado, once mil familias vivían en zonas de alto riesgo, en las colonias Nueva Era y Sinaí. De acuerdo al actual director de Protección Civil municipal, José Alberto Pacheco Albert, en la actual administración las viviendas en zonas de peligro han aumentado.

     Pese a ello, nada se ha hecho. Las causas son múltiples, como diría Octavio paz al hacer referencia a la pérdida de la memoria colectiva, la cual calificó como "un fenómeno psicológico y social de extraordinaria complejidad", en donde al perder la noción del pasado, se pierde la noción del porvenir.

 

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Juan José Belmonte Torres

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