03 junio 2005

Bajo Criterio --- El sol se precipita... a tierra

Por Juan José Belmonte Torres



Del radicalismo político a un atentado terrorista no hay ni un solo paso. Antes sí, ahora no. Menos cuando se reconoce como violencia intrafamiliar a la tortura psicológica cuyo daño, sabemos bien, es peor que el de un golpe.
El movimiento que se despliega en Guerrero en contra de Zeferino Torreblanca, no afecta a nadie más que al propio brazo ideológico del Partido de la Revolución Democrática. Como bien lo vaticinaba un alcalde perredista, los errores en la forma de gobernar, las fracturas internas por las candidaturas y una pésima convocatoria que obliga al candidato a presidente ganador de la contienda interna a integrar a su planilla como síndicos a sus antiguos contrincantes, no traerá más que una disminución de tonos amarillos en el mapa electoral de Guerrero.
Diría la canción “¿y todo para qué?”, bueno, para que si no le gusta al CEN el candidato electo, ejerza su potestad dedocrática y coloque a la vaca que más le guste, parafraseando a Sosamontes.
Es obvio y podemos dar por hecho que lo más probable es que se culpe a Zeferino Torreblanca de ello y que los ataques provengan del ala izquierda del partido de izquierda que lo postuló como gobernador. Así como en su momento se le recriminó a René Juárez el haber jugado en contra del PRI.
Para ese entonces, el gobierno de Guerrero habrá sido víctima de un sinnúmero de atentados ideológicos de personas integradas al PRD que toman como bandera cualquier acto de violencia que se genere en contra de militantes perredistas, organizaciones sociales o poblaciones marginadas del estado.
Así podemos enlistar algunos de estos hechos en donde se han levantado voces del mismo PRD en contra del gobernador, por decir algunos, los pocos espacios cedidos al PRD en la administración estatal, La Parota, la emboscada en la sierra de Petatlán, el encarcelamiento de los seudoestudiantes de Ayotzinapa, en fin.
Por el lado más radical, surgen de la nada y después de varios meses de inactividad, los comunicados del Ejército Popular Revolucionario (EPR) y del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI). ¿Qué acaso algunos de sus cabecillas figuran en la lista de “luchadores sociales” a quienes el gobierno anterior tenía bien centaveados? ¿Será que entró Zeferino, dejó de “mocharse” con ellos y de pronto salen los comunicados, las amenazas de bomba, los falsos explosivos con el fin de generar un clima de incertidumbre, zozobra y torturar psicológicamente a la sociedad guerrerense, generando peores daños de los que hubiera podido ocasionar la bomba del Colegio La Paz si hubiera estallado.
¿Será por eso la amenaza de los cheques que lanzó Zeferino Torreblanca en la conferencia de prensa el pasado miércoles primero de junio?
De acuerdo a la información vertida por una chachalaca, los intentos por desestabilizar al gobierno de Torreblanca Galindo está encabezado por senadores y diputados federales del PRD, algunos de los cuales, con el único objetivo de “analizar los problemas, atentados, carencias etc., etc., de organizaciones sociales y marginados” vendrán frecuentemente a Guerrero y precipitando al sol en tierra, fustigarán a Zeferino Torreblanca. Estos por un lado. Por el otro, están las organizaciones sociales que también comenzarán a presionar con paros, marchas, protestas, huelgas de hambre, desnudos indeseables, acuarelas a base de sangre, se autosecuestrarán, se autodetendrán culpando a los “inocentes ministeriales”, vamos, se autolapidarán y culparán al gobernador por las piedras en el camino.
A raíz de lo anterior, sucederá lo mismo que pasó años atrás: la sociedad se inclinará por otro partido que no sea el PRD o por algún candidato que no sea radicalmente perredista.
Este grupo desestabilizador necesita voltear los ojos y ver qué tanto han beneficiado las acciones radicales de violencia política o física al PRD. En 1997, luego de la masacre de Aguas Blancas, el panorama no mejoró para el PRD. Tuvieron que pasar cinco años para que pudieran hacerse de ese municipio. En Acapulco pesó más la sociedad y el candidato ganador en 1999 abanderado por el PRD, no era un perredista, era Zeferino Torreblanca, emanado de la sociedad civil. En Nicaragua luego del sempiterno gobierno sandinista, las cosas no mejoraron para la sociedad. Tanto así, que fue muy difícil para el partido sandinista volver a ganar una elección. Fue la sociedad la que triunfó y llevó a la victoria a Violeta Chamorro, al presidente Alemán y fue la propia sociedad quien lo llevó a juicio por desvío de recursos y no la guerrilla, ni un complot político, ni nada por el estilo.
Precisamente bajo la bandera de un voto duro, muchos se escudan en la seguridad de un triunfo electoral que se mantiene sujeto de alfileres oxidados.
Los mismos perredistas lo han comentado: los malos gobiernos del PRD afectarán a su partido en el próximo proceso electoral. Muchos, confían en el voto duro.
Pero ¿qué es el voto duro? El voto duro comprende al resto del hato: no importa quién tenga el cencerro, corren detrás del ruido. Existe en todos los partidos y no sólo en los políticos, sino también en los de fútbol, en donde los seguidores son capaces de vender a su familia por lograr el triunfo de su equipo. No importa si tienen cuadro o si el entrenador no sirve se entregan en cuerpo y alma a su equipo.
Muchos aseguran que en Acapulco y en otros municipios, el voto duro ha permitido al PRD mantener el triunfo electoral. Nada más falso.
El voto duro de Acapulco estuvo presente en la manifestación a favor de López Obrador en este puerto. ¿Qué perredista de sangre verdaderamente amarilla dejaría de asistir al mitin a donde asistiría el máximo líder ideológico de su partido?
En aquella ocasión, en el zócalo no se juntaron más de cinco mil personas. No hubo excusas para funcionarios ni diputados, porque fue en horas no laborables. De cinco mil personas está compuesto el voto duro perredista y con cinco mil personas no se gana una elección.
Es en esta situación como llegará Félix Salgado a la candidatura perredista. Un candidato con experiencia, pero a quien no se recuerda por sus debates serios en la Cámara de Diputados o Senadores, o por alguna iniciativa importante. Se le recuerda por las motocicletas, por las parrandas sin duda magnificadas también por motivos políticos por los medios de comunicación nacionales y por las constantes derrotas en la búsqueda de la gubernatura. Para colmo, y más para perjudicarlo que para ayudarlo, Julio César Bello Vargas anuncia su salida del PRI para apoyar la campaña de Félix.
Félix Salgado tendrá en su contra al candidato que dejó como tercera fuerza al PRI y que casi desaparece al PAN: Luis Walton Aburto.
En las elecciones del 2002, Luis Walton captó un alto número de votos que impidieron a Alberto López Rosas triunfar con una victoria contundente. Fue en ese entonces la inercia que tenía el PRD después del buen gobierno de Torreblanca Galindo, que permitió a López Rosas mantener el triunfo.
Sin embargo, con el complot en contra del Gobernador de Guerrero y el dedo del CEN del PRD moviéndose por el estado, será otro sol el que se levante por el oriente. Un sol naranja o aún mas raro (por no decir fenomenal) un astro tricolor que refrende el priísmo en la entidad.

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