Los violentos siguen ganando
Los maestros de Guerrero incendiaron las puertas del Congreso, tomaron el Palacio de Gobierno en Chilpancingo, se instalaron durante cinco días en la costera Miguel Alemán, en Acapulco, y asunto arreglado.
Ante esos argumentos, el gobernador estatal, Zeferino Torreblanca, se echó para atrás con la Alianza por la Calidad de la Educación y todos felices y contentos.
En siete meses se tomará una resolución sobre el tema, luego de mesas de negociación entre los diputados locales, la Secretaría de Educación y los maestros.
También habrá una mesa de trabajo para que les sean pagados, íntegros, los 73 días de paro laboral en que los profesores dejaron sin clases a los alumnos de esa entidad, una de las más atrasadas del país en todos los aspectos, especialmente en el educativo.
Ya suspendido el acuerdo, los maestros podrán continuar con la práctica de vender las plazas al momento del retiro, o heredarlas a alguno de sus hijos o parientes cercanos que quieran hacerla de maestros.
Las plazas vacantes que actualmente hay en el magisterio guerrerense, que son muchas, se llenarán de conformidad con los usos y costumbres: venta, dedazo o herencia.
"Por lo menos que nos paguen una indemnización al momento de dejar la plaza", dijo el secretario general de la Coordinadora de los maestros de Guerrero, entrevistado en el programa Frente al País, de Imagen.
No se resignan a terminar con el carácter hereditario de las plazas. Como si fueran su propiedad privada, quieren que se las compre el Estado cuando las dejen.
Una locura por donde se le mire.
Y esa locura es permitida, y alentada, por algunos gobiernos locales y por el gobierno federal.
Además de Guerrero, también los gobiernos de Michoacán y Baja California Sur, se han manifestado en contra de la Alianza por la Calidad de la Educación.
Esos tres gobiernos, coincidentemente, son del Partido de la Revolución Democrática, al cual pertenecen la mayoría de los maestros que se han levantado contra la Alianza, y es el partido que en su más reciente Congreso sacó un resolutivo, por unanimidad, que llama a oponerse a la medida.
¿Qué hacer?
¿Vamos a seguir con maestros que carecen de preparación para impartir clases, con tal de que no haya problemas?
La Secretaría de Educación Pública dio a conocer que 68% de los maestros que realizaron el Examen Nacional de Habilidades y Conocimiento para alcanzar una plaza, había reprobado.
Sesenta y ocho por ciento de los maestros, reprobados.
Muy bien por ese 32% que pasó el examen, pero eso nos muestra el estado calamitoso de la educación pública en el país.
Y lo peor del caso es que no quieren cambiar.
Con medidas de fuerza le doblan el brazo a gobiernos locales, que ceden para que no se hagan olas.
¿Que no se hagan olas?
Lo que se está haciendo es una enorme ola de niños, jóvenes, estudiantes, que salen de la escuela sin capacidades suficientes para aspirar a un puesto en el mercado de trabajo.
Se está condenando a la niñez, a la niñez de escasos recursos, a un futuro de pobreza, en la economía informal, en el desempleo o en los puestos de menor remuneración en la escala laboral.
¿Qué hacer?, es la pregunta.
Si los gobiernos estatales se doblegan ante los violentos, habría que esperar una postura mucho más activa de la Secretaría de Educación Pública federal.
Así como el gobierno ha explicado de manera exhaustiva y precisa los pormenores del accidente aéreo en que perecieron valiosos servidores públicos, ¿por qué no explica, con igual profesionalismo y constancia, los alcances del Acuerdo por la Calidad de la Educación?
Se trata de uno de los proyectos más importantes y necesarios de la actual administración, y no lo defienden quienes deben defenderlo.
¿Qué pasa en la Secretaría de Educación Pública, que nadie sale a convencer de su proyecto?
¿Ya no les interesa?
¿La Presidencia de la República le tiene un bozal a Josefina Vásquez Mota? ¿Elba Esther Gordillo quiere manejar el tema ella sola, para colgarse las medallas y, de paso, hacer alianzas electorales con los gobernadores?
¿Y Josefina se deja?
¿Y el Presidente lo permite?
Mientras, los violentos siguen ganando. Y México, perdiendo.