ACAPULCO.- El pasado fin de semana se llevó a cabo en este puerto el evento Cruce de Culturas, con el doble propósito de darle vida al nuevo recinto del Instituto Guerrerense de Cultura y seguir mostrando que este destino turístico regresa a la normalidad.
Dice Graciela Báez, secretaria de Turismo de Guerrero, que la diferencia entre el fin de semana largo del 15 de septiembre y el del 20 de noviembre, no estuvo en la ocupación hotelera. En los dos casos se registraron niveles superiores a 80%, pero el cambio fue que, mientras en el primero la gente evitó salir a los “antros” y demás centros de diversión nocturna, en la segunda fecha estuvieron llenos.
Y este fin de semana en el que, por una parte, se clausuró la reunión de procuradores con la presencia del secretario de Gobernación, Alejandro Poiré; y, por la otra, siete embajadores y representantes de 22 legaciones inauguraron una semana de venta de sus productos en Acapulco, este destino tuvo de nuevo vida intensa en la noche.
Al regresar de la cena que el gobierno de Guerrero ofreció a los diplomáticos en el Fuerte de San Diego, la Costera Miguel Alemán estaba tan activa como era común antes de la crisis de la inseguridad.
Además, los siete embajadores decidieron ir al Baby’O, la famosa discoteca que abrió sus puertas en la década de los 70.
El Programa Guerrero Seguro ha permitido la coordinación entre los cuerpos policiacos que ahora también tienen tecnología para perseguir con más efectividad a los delincuentes.
El otro factor relevante, según información recabada entre los jefes del programa, es la participación ciudadana que está denunciando incluso hechos sospechosos a través de un número que acepta información anónima.
Un solo dato ejemplifica los avances, y es que antes del programa se robaban en promedio 20 autos al día en Acapulco, y ahora el promedio es de uno o dos; casi obsta decir que dichos vehículos después eran utilizados en la comisión de otros delitos como robos y secuestros.
Decir que el problema se solucionó sería exagerado, incluso tardará años en resolverse en México, pero los prestadores de servicios turísticos de este puerto comienzan a ver la luz al final del túnel.
Divisadero
La marca Slim. Aunque el hotel Bocachica es operado por el Grupo Hábitat, de la familia Micha, un secreto a voces es que Soumaya Slim y su esposo Fernando Romero son propietarios del inmueble.
Ahora algunos consejeros del Fuerte de San Diego comentan que la familia Slim habría comprado El Mirador, el hotel que ve a La Quebrada y que fue una joya en su tiempo.
Nada le gustaría más a los empresarios turísticos de Guerrero que se confirmara el interés de Carlos Slim por recuperar el llamado Acapulco Tradicional
Acapulco va recuperando su vida nocturna. Exc�lsior
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