El arzobispo de Acapulco, Carlos Garfias Merlos, expresó que los llamados a los grupos delincuenciales a detener sus crímenes no son suficientes, por lo que es necesario pasar a las acciones para detener las olas de violencia, la cuales se han vuelto cotidianas.
El domingo 15 de mayo, el gobernador Ángel Aguirre Rivero hizo un llamado a los grupos criminales a dirimir sus rencillas de otras formas.
En el festejo del Día del Maestro, en el Centro de Convenciones de Acapulco, el mandatario estatal manifestó que “a los grupos que ejercen la violencia, les pedimos que cesen ya las agresiones entre ellos. Invocamos a su calidad de seres humanos para que establezcan un alto en el camino, ya basta de tanta sangre derramada de nuestros hermanos guerrerenses y mexicanos”.
Al respecto, el arzobispo subrayó que los ordenamientos legales que regulan la actuación de los gobiernos federal, estatal y municipal, establecen las facultades de cada uno de los niveles para contribuir al bienestar público.
“Los gobiernos debieran actuar en sus respectivos campos de competencia cumpliendo sus responsabilidades, que seguramente incidirán en la construcción de la paz. Si la violencia tiene factores sociales, políticos, económicos y culturales, toca a las autoridades intervenir para desactivar la violencia desde sus causas”, dijo en su conferencia dominical.
Precisó que la lucha contra la pobreza, la educación, la transparencia y la rendición de cuentas, la promoción del empleo, entre otras acciones, contribuirán de manera sustancial a la disminución de la violencia.
Recalcó que “una demanda social a las autoridades es que cumplan su papel sin otro ánimo que la construcción de la paz, lejos de protagonismos políticos y rencillas entre los diversos niveles de gobierno”.
Garfias Merlos propuso al gobierno del estado la construcción de más universidades, así como fomentar y diversificar la oferta educativa para los jóvenes de la entidad.
Informó que en la Arquidiócesis de Acapulco, integrada por las diócesis de Tlapa, Chilapa, Chilpancingo y Altamirano, ya trabaja una misión de justicia, paz y reconciliación, integrada por cinco sacerdotes y ocho laicos, quienes han comenzado a fomentar oraciones por la paz, talleres en la construcción de la misma y centros de ayuda para personas que han sido víctimas de la violencia.
El arzobispo Carlos Garfias pide acciones contra la violencia - La Jornada Guerrero
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