Texto tomado del blog Crítica pura, sobre un acontecimiento registrado en este puerto.
Generalmente no suelo contar en mis blogs acerca de mi vida personal, en la mayoría de las ocasiones me parece, además, irrelevante. En esta ocasión es distinto porque creo que puede ser de interés la pequeña anécdota.
El domingo pasado junto con un amigo, tuvimos un accidente automovilístico en la carretera escénica en Acapulco. Había una fuga de agua, la camioneta que venía adelante “se amarró” y nos fuimos a estampar detrás, la verdad es que no sucedió mucho: a la camioneta no le pasó nada y a nuestro auto se le sumió la defensa y se levantó el cofre. El piloto de la camioneta amablemente nos preguntó si todo estaba bien, le dijimos que si, al ver que no le pasó nada siguió con su camino. Nosotros nos dispusimos a hablarle al seguro y esperar al ajustador… hasta ahí ningún problema.
Orillamos el auto y en la espera caminamos a comprar agua y algo de comer al oxxo cercano, mientras caminábamos 2 patrullas y una pick-up de la policía municipal nos detuvieron violentamente sin motivo. Al subir a la patrulla aseguraron tener un video donde yo iba manejando, choqué y lesioné a personas que se encontraban en el hospital. Todo era mentira, nos intimidaron con armas, nos llevaron a nuestro coche y no nos permitieron bajar. Ahí, el comandante de nombre Jesús nos dijo que sería muy difícil arreglar nuestra situación mientras afuera de la patrulla, como si fuésemos narcos, nos intimidaban no menos de 6 policías municipales armados.
Insistimos que se nos remitira al MP dado que sabíamos que mentía con la historia del video y los lesionados, no accedió. Llegó el ajustador y también fue intimidado por los policías, no pudimos hablar con él hasta 1 hora después. La violencia fue en escalada y tuvimos que darle una “mordida” al comandante, nos sentimos asaltados y desprotegidos cuando la teoría indica que debería ser al revés.
Tras la mordida, se esfumó la policía municipal y el ajustador trató de extorsionarnos con el tema de la grúa y el taller donde se arreglaría el coche, hay que decir que ya eso parecía demasiado, gracias a las buenas gestiones de mi compañero de viaje se logró arreglar eso con los representantes en el df de la aseguradora y el auto viajó hasta aquí esa misma noche.
Debo confesar que cuando todo se solucionó rompí el llanto en la banqueta, me parece increíble lo desprotegidos que estamos los ciudadanos ante el Estado, que se supone representa el imperio de la ley o el estado de derecho. Qué difícil situación la nuestra donde la justicia sólo funciona para quien tiene dinero, donde la policía te extorsiona con historias fabricadas, donde todos somos presuntos culpables cuando por principio todos somos inocentes.
Cuando salimos de nuestras pequeñas burbujas nos damos cuenta como el miedo con el que vive un amplio sector de la población es tangible: imposible distinguir entre los delincuentes y las autoridades.
El lado positivo es que salimos con bien y pudimos regresar a trabajar a tiempo…
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