Resulta paradójico que el alcalde de Acapulco haga declaraciones tales como: "Aunque yo no acepte a Calderón como Presidente de la República el dinero de la federación tiene que llegar a Acapulco".
Y es paradójico porque si el alcalde de Acapulco, que representa a todos los acapulqueños cuando menos en el gobierno y la administración de la ciudad, reniega del presidente de la república, menuda representación tenemos, pues nos pone a todos a tono con su particular rebeldía y su muy personal manera de actuar.
Salgado Macedonio sigue actuando como si fuera el luchador social que antes fue, no se baja del ring, no se sienta en la silla de alcalde, no serena la cabeza ni aclara la mente, en pocas palabras, no piensa con objetividad ni puede vislumbrar que con su actitud pandilleresca puede comprometernos a todos en Acapulco.
Dudo mucho que esa sea la idea que de la democracia tenía el pueblo de México cuando se inició esta etapa de su lucha por arribar a mejores estadios de vida. La visión de que un gobernante sea a la vez contendiente de algo que no beneficia a sus gobernados es peor que la visión de aquel que quiere tocar las campanas y andar en la procesión.
Más aún si con sus declaraciones, contradice sus propias declaraciones: tiene nueve meses diciendo que "No hay dinero" y tres, llamando a gritos el pacto federativo. Y hoy que hay nuevo gobierno dice que aunque no acepte el pacto federativo debe llegar el dinero. ¿Quién rayos lo entiende? El pacto federativo es eso, señor alcalde: usted acepta un gobierno y ese gobierno acepta el suyo. Usted no lo acepta, por culpa de su muy particular interpretación de la administración pública, y espérese a ver a dónde envía usted sus peticiones, sus gestiones y sus reclamos. ¿A dónde? y ¿a quién? No se trata de un acto de sometimiento, como sensualmente lo dijo un representante de su partido el PRD, sino de un pacto basado en un simple y claro hecho de lógica pura.
A contrapelo con sus declaraciones incendiarias en el sentido de que los empresarios no han pagado sus impuestos, de que los gobiernos estatal y federal no han pagado sus contribuciones, de que, en ese sentido, no se respeta (otra vez) el pacto federativo en la parte que le (y nos) conviene (como acapulqueños) habría que anteponer lo siguiente: ¿Ya liberó su administración los recursos de las siete áreas bajo el yugo de Fabiola Vega Galeana? Calderón aún no inicia su gobierno y ya está usted quejándose a grito herido. Usted lleva nueve meses y medio como alcalde y ¡no ha liberado los recursos de muchas áreas de la administración! ¿Con qué cara reclama usted señor alcalde? Lo que es peor, en sus últimas declaraciones a cierto tabloide matutino usted señala como rijosos, azuzadores y embaucadores a un par de luchadores sociales (como antaño usted fue) y amenaza con hacer operar toda la maquinaria del poder (en sus inauditas manos) contra un humilde hombre como el profesor Eusebio Coronel, porque piden dinero para hacer su trabajo, porque usted les recortó el presupuesto y no se los libera. Es increíble que usted, quien ahora reprime, declare que, a pesar de todo, la federación tiene que respetar el pacto federativo si usted no lo respeta ni hacia la federación ni hacia el interior de su propia administración. ¡El profesor Eusebio Coronel tiene que andar mendigándole dos mil pesos que no le ha querido dar desde hace tres meses! Los artesanos en plantón en el zócalo han soportado sus desplantes, sus majaderías, sus volteretas de carácter y sus berrinches; en pocas palabras: sus "doctorados en plantones" como usted tan sabrosamente presume. Pero usted quiere que, a priori, el gobierno federal le respete sus reclamos. ¿Quién lo entiende?
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