Por Jesús Lépez
El colmo de Héctor Astudillo es haberse asumido en tribuna como representante de la fracción del PRI, sin más priístas que él en el recinto legislativo. Fue un llanero solitario que fijó una postura de respeto al presidente de la República saliente y al entrante, ante los embates perredistas y el vacío que le hicieron sus correligionarios.
La discusión fue iniciada por el diputado Germán Farías Silvestre y secundado por Abelina López Rodríguez muy ad hoc a su nivel de debate, con los clisés de moda de un discurso más propio ya del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que de quienes se quedan en el Partido de la Revolución Democrática.
Discurso robótico y sin aportación propia que diera un destello de la originalidad intelectual que uno espera ilusamente de algunos diputados.
No repetiré aquí los insultos y adjetivos a la figura presidencial con motivo del fin de sexenio, porque solamente dieron pie a que los panistas Marcos Efrén Parra Gómez y Jorge Camacho Peñaloza aprovecharan para hacer un movimiento de judo político, exigieran guardar el respeto que corresponde a un legislador en tribuna y le recordaran a Farías la falta de resultados en los gobiernos estatales del PRD pese al apoyo de la federación.
Camacho en particular, restregó que hay quienes "usan la izquierda para golpear, pero la derecha para cobrar".
Por las alusiones a los casos de Monex y Soriana se esperaba que la fracción priísta tuviera una reacción más institucional para defender al presidente electo que tomará posesión este sábado.
No fue así. Aunque Héctor Astudillo estaba enlistado en el orden del día para hablar del tema, cuando subió a tribuna ya no estaba ni Julieta Fernández de Añorve, si, la esposa de Manuel Añorve con quien Astudillo compartía el ser blanco de los ataques de la facción figueroísta y que en esta ocasión al igual que éstos y que los renejuaristas también dejaron solo al ex alcalde chilpancingueño.
Astudillo no se amilano y "como representante de la fracción del PRI", según expresó ante un vacío de diputados priístas, llamó al respeto y a la cordialidad política, dos cosas que sus compañeros, es evidente, le están negando, a costa de la institucionalidad y de dejar pasar los ataques contra el que a partir del sábado se convertirá en el primer priísta de la nación.
Estamos a un par de días de que las críticas al calderonismo sean historia y empiece quien a partir del sábado será en el repetitivo discurso de la izquierda el "nuevo" presidente "ilegitimo", "espurio" y "peor de la historia". El PRI en el país ya no será oposición y sus diputados en Guerrero al parecer ya olvidaron lo que es ser institucionales al grado de que solamente Héctor Astudillo dio la cara por Enrique Peña Nieto, y sus compañeros, se la escondieron.