El síndico de Acapulco, Alejandro Porcayo Rivera, encargado de despacho de la presidencia municipal, y funcionarios del ayuntamiento, constataron daños provocados por la depresión tropical causada por el sistema de baja presión que impulsa aire húmedo al estado, en Xaltianguis, y los poblados Kilómetro 48, Kilómetro 42 y Kilómetro 40, donde hay deslaves en la carretera federal Acapulco-México y viviendas arrasadas por el desbordamiento del río Papagayo.
El director de Protección Civil, Melquiades Olmedo Montes, acompañó a Porcayo al recorrido por poblados de la zona rural, y dio cuenta que hay daños considerables, y van a reanudar las visitas el próximo lunes para conocer la situación real a partir de los daños provocados por las fuertes lluvias.
Precisó que en el Kilómetro 48 seis casas fueron arrasadas por las corrientes del río Papagayo que subió el nivel y alcanzó las viviendas, por lo que las familias afectadas abandonaron sus hogares para ser alojados por familiares, mientras que en Xaltianguis se mantiene cortada la carretera federal, y hay deslaves en la misma vía, pero cerca de Kilómetro 40.
El funcionario municipal dio cuenta que el Sistema Meteorológico Nacional está previendo lluvias torrenciales, por tanto, no descartó que puedan suscitarse el desbordamiento de ríos y arroyos, y anticipó que se mantendrán las lluvias durante septiembre. Dio a conocer que aproximadamente hay 8 mil damnificados en el municipio, cifra que puede incrementarse con el recuento de los daños en la zona rural que no están incluidas en el censo. La comunidad de El Carrizo se mantiene incomunicada, entre otras.
Porcayo estuvo acompañado de Olmedo Montes, el encargado de despacho de la Sedesol, Oscar Rangel Miravete, y el secretario de Desarrollo Urbano y Obras Públicas, Adolfo Ménez Galeana, quienes constataron los daños que hay en esos poblados, y fijaron que a partir del lunes comenzará a fluir la ayuda a los afectados. Al momento, el gobierno estatal ha dotado de material para la limpieza de las viviendas inundadas, como cubetas, cloro y trapeadores.
Corte de carretera
Mientras que en Taxco, el delegado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Benito García Meléndez, confirmó que debido a las lluvias, se tienen 23 nuevos derrumbes en la carretera federal, a la altura del puente Papagayo, y que el resto de las vías en la entidad han sufrido afectaciones.
García Meléndez indicó que cuatro kilómetros de la carretera que conduce al centro ceremonial Tehuacalco y Tierra Colorada se vieron afectados por las constantes precipitaciones.
Puso de ejemplo el camino que conduce a Xaltianguis: “la carretera se cortó totalmente, y la obra de drenaje, que por insuficiencia hidráulica, debido al exceso de agua, socavó el terraplén de la carpeta asfáltica y se la llevó el agua por completo”.
Dijo que se buscó una ruta alterna, para no dejar incomunicado a la comunidad.
En cuanto a las afectaciones que se tuvieron en la carretera Acapulco-Chilpancigo, los trabajos de reparación del drenaje continúan y tardará algún tiempo en reabrirse de manera regular la circulación.
Pueblos incomunicados
Por su parte, el alcalde de Chilpancingo, Héctor Astudillo Flores, indicó que las lluvias dejaron más de la mitad de los caminos rurales del municipio en mal estado y mantienen incomunicadas a zonas de los pueblos de El Ciruelar, El Ocotito, Llanos de Tepoztepec, Anziyahualco y el área conocida como Pueblos Santos.
Además, el temporal dejó cuatro sistemas de bombeo de agua potable en Chilpancingo dañados: Buenavista de la Salud, Dos Caminos, Mojoneras y Carrizal de la Vía. Algunos ya fueron reparados medianamente, se prevé que hasta el próximo lunes puedan funcionar en su totalidad.
El Comité Municipal de Protección Civil estimó en 6 millones de pesos los daños que dejaron las lluvias de la onda tropical 25 en la capital, por ello el alcalde señaló que pedirá al gobierno del estado los incluyan en el Fondo de Ahorro Solidario (Fonsol), y de ser necesario habrá de hacer lo mismo ante los operadores del Fondo Nacional para Desastres Naturales (Fonden).
Los caminos afectados por las lluvias son el de El Ciruelar-El Salitre, que colinda con Acapulco, donde no se ha podido restablecer la comunicación; incluso recordó que en esa zona quedaron sepultados 10 vehículos por un talud, algunos ya fueron rescatados.
El que conduce a El Ocotito, Tlahuizapa, Coacoyulillo, Espinatoyac y Carrizal de Pinzón, hubo ocho derrumbes y un tramo destruido. La vía que conduce hacia Llanos de Tepoztepec y Anziyahualco está en la misma situación.
En el último reporte de la Subsecretaría de Protección Civil se conocieron los daños y acciones hasta el día de hoy. Por ejemplo el corte de la cinta asfáltica de la carretera Acapulco-Chilpancingo, kilómetro 50, a la altura de Xaltianguis, continúa en reparación con maquinaria pesada.
Se perdieron cosechas
Mientras tanto, en Ciudad Altamirano, unas 148 hectáreas de siembra de maíz se perdieron debido a las lluvias, informó el director de Desarrollo Rural de ese municipio, Benito Quiñones Cervantes.
Detalló que las comunidades afectadas son Tanganhuato, Sinahua, Santa Bárbara, Querendas, Limones, Las Juntas de Chacamero, Chacamero Grande, Tierra Blanca, la Conchita, por citar algunas de ellas.
El funcionario indicó que las cosechas de maíz en Tierra Caliente para este año serán escasas y añadió que los campesinos afectados recibirán apoyo del gobierno del estado en enero.
El mar se
come
la playa
En Tecpan, debido a las fuertes lluvias que se han registrado en la región en los últimos días, entre ellas las provocadas por el paso de la tormenta tropical Frank, las ventas de los prestadores de servicios localizados en la playa Puerto Escondido se vinieron abajo, informó Rodrigo Mateo, restaurantero del lugar.
Las precipitaciones ocasionaron que el mar se recorriera a escasos tres metros de los negocios, cuando antes estaba a más de 10, lo que originó temor entre los turistas y visitantes, dijo.
Durante un recorrido hecho por el lugar, se pudo ver cómo el mar, en un fenómeno que jamás había ocurrido, según afirmaron los locatarios, se acercó a no más de tres metros de los negocios, y las olas en ocasiones por la marea alta, llegaron a meterse a los establecimientos de comida, “lo que convirtió a ésta que era una de las playas más bonitas del municipio en un lugar que a simple vista se ve peligroso y feo”, manifestó Mateo.
La crisis, provocada por la falta de clientes, se agrava porque los lugareños no pueden salir a pescar y cuando lo hacen sólo obtienen alimento necesario para sus familias y muy poca cantidad para ofrecer a quienes acuden a comer a los restaurantes, los cuales en su mayoría quedaron deteriorados por la marea alta, que pudrió los postes que sostenían las ramadas y las derribó, además de que la playa quedó llena de piedras.