Tres sujetos provistos de armas automáticas ejecutaron al empresario
Juan Quiñónez Cortés y a sus acompañantes, Abundio López Flores de 28
y a Gabriel Avila Chávez de 31 años, a las puertas de una
refaccionaria, que se localiza sobre la avenida principal de esta
cabecera municipal.
Los hechos ocurrieron al filo de las 11:35 horas sobre la avenida
principal Juan Alvarez, precisamente en un portón de color negro y en
la entrada principal de la refaccionaría "Quiñónez", propiedad del
empresario Quiñónez Cortés, quien minutos antes se encontraba
platicando con Abundio López, a quien le iba a vender una camioneta.
En esos instantes se acercó el empleado Gabriel Avila, quien le llevó
los documentos del vehículo para que los checara el comprador, cuando
llegaron caminando tres sujetos de entre 22 a 24 años de edad, mismos
que aprovechando el factor sorpresa se acercaron hasta donde se
encontraba el empresario con las otras dos personas.
Uno de los desconocidos preguntó "quien es Juan" y cuando el
empresario regresó a ver para identificarse, los sicarios extrajeron
armas automáticas de entre sus ropas calibre 38 súper y 9 milímetros,
accionándolas a corta distancia en contra del empresario y sus dos
acompañantes.
Quiñónez Cortés murió de manera instantánea, pues recibió dos impactos
en el rostro, uno en la frente y otro en la nariz, mientras que
Abundio López y Avila Chávez, recibieron tres disparos cada uno, dos
en la tetilla izquierda y otro en el abdomen, mismos que todavía
fueron levantados con vida por paramédicos de la Cruz Roja y
trasladados al hospital "Juventino Rodríguez Gaytán", pero al llegar
dejaron de existir.
En tanto que el cadáver del empresario quedó tirado a poca distancia
de la entrada principal de la refaccionaria, lugar hasta donde
hicieron acto de presencia policías municipales, efectivos de la
Policía Investigadora Ministerial y elementos del Ejército Mexicano,
para tomar datos de lo ocurrido.
El personal de la agencia del Ministerio Público se hizo cargo de
efectuar las diligencias de rigor, encontrando en el sitio por lo
menos 15 cascajos percutidos de calibre 38 súper y 9 milímetros, así
también constataron que Juan Quiñónez murió a consecuencia de los
disparos que recibió en el rostro.
Quienes conocían al empresario afirmaron que era una persona tranquila
y que se dedicaba a su negocio en la refaccionaria y a la venta de
vehículos usados, por lo que se seguían varias líneas de
investigación, sin descartarse que esto sea obra de los grupos
vinculados al crimen organizado.
Los cuerpos de las tres víctimas fueron enviados a la funeraria
"Sarabia", que fue habilitada como anfiteatro a efecto de realizar la
necropsia de ley, en tanto que se integraba la averiguación previa
para darle seguimiento a estos hechos.
Los agentes de la Policía Investigadora Ministerial al recabar datos
en la escena del crimen, fueron informados que los tres sicarios
huyeron caminando con dirección al centro de la ciudad y le hicieron
la parada a un taxi, en el cual se dieron a la fuga.
Juan José Belmonte Torres
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