Luego de los hechos de violencia
que dejaron 17 muertos en Iguala y Petatlán, a manos de cerca de 40
sicarios, el arzobispo de Acapulco, Felipe Aguirre Franco, aseguró que
la delincuencia organizada rebasó a los cuerpos de seguridad y llamó a
la conversión a los agresores.
En entrevista, Aguirre Franco también lamentó los hechos de
violencia en los que murieron dos hijos del líder ganadero Rogaciano
Alba Álvarez, a quien al parecer iban dirigidos los dos ataques.
El jerarca de la Iglesia Católica aseveró que los cuerpos de
seguridad "no puede hacer prácticamente nada contra un ejercito
violento y organizado", ya que cinco o diez policías en un retén no
podrían haber detenido a 60 personas armadas con unidades blindadas y
con uniformes de la AFI.
"¿Quién los va a detener? ¿Qué pueden hacer unos 10 o 15 miembros
de seguridad, del Ejército, policías estatales, federales cuando pasan
estos con este ejército de delincuentes…? Los niveles de gobierno
quedan rebasados", dijo el arzobispo de Acapulco.
Dijo que con los ataques registrados el pasado fin de semana
queda muy claro que "la fuerza del revolver de la muerte la venganza
el odio, la ley del talión ojo por ojo y diente por diente, está a la
orden del día".
El arzobispo católico hizo un llamado a los sicarios para recodar
el mandamiento de Cristo "ámense los unos a los otros" y les recordó
que "el que hierro mata a hierro muere", y que "la sangre derramada de
un hermano clama venganza al cielo".
Por tal motivo invitó a los sicarios a no esperar los castigos
de Dios, "Cristo ofrece perdón conversión y cambio de vida a todos
los que quieran, pero deben dejar esos pasos , no se conviertan en
los nuevos Caín , por que están haciendo un mal a la unidad ya que
están generando odio".
Aguirre Franco señaló que este tipo de acontecimientos son
indicativos de que la lucha contra la violencia organizada no puede
llevarse a cabo únicamente con acciones represivas, sino que se
necesitan acciones a largo plazo.
"Se necesita una educación para la paz, la solidaridad, para
la promoción de la dignidad humana, que abarque no solamente una
nación ni un sexenio, si no que se lleve acabo con acciones conjuntas
a nivel de naciones de continentes e instituciones y organismos para
poder y transformar esta humanidad, que por momento se convierte cada
ves más en salvaje que en humana", apuntó monseñor Aguirre Franco.
Aseguró que se necesitan acciones formativas y educativas, no
únicamente represivas ya que también la miseria y la pobreza orilla a
la sociedad a pertenecer a la delincuencia organizada.
Por tal motivo enfatizó que no se requieren más armas o policías,
sino solución a la miseria, abatir la ignorancia, inculcar los valores
familiares, para que se sustenten las bases de la sociedad, se generen
fuentes de trabajo "y que se esté viviendo en una forma moral y ética,
humana".
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Juan José Belmonte Torres
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