07 mayo 2008

Buscan frenar humedad en muros del fuerte de San Diego, en Acapulco

El Fuerte de San Diego, en Acapulco, inmueble histórico que durante la época virreinal representó un punto neurálgico del comercio que se desarrolló entre España, la Nueva España y Filipinas, es objeto de trabajos de mantenimiento para controlar los niveles de humedad que presenta en sus muros.

Los trabajos se llevan a cabo, debido a las condiciones climáticas que prevalecen en ese puerto del estado de Guerrero, y que se localiza en el Océano Pacífico.

Construido con el fin de proteger de los piratas el intenso comercio que se dio entre el mar del Pacífico y el Oriente, la primera edificación de esta fortaleza se llevó a cabo en el siglo XVI, sin embargo, fue destruida por un terremoto en 1776.

Posteriormente, en 1783 quedó concluida la traza que prevalece hasta nuestros días.

El característico inmueble histórico por su forma pentagonal, que alberga actualmente el Museo Histórico de Acapulco, presenta filtraciones de agua al interior de las paredes de sus bóvedas por su cercanía con el mar y la humedad que impera de manera permanente.

Para controlar esta situación, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) llevan a cabo diversas tareas de intervención de los muros de la fortificación, entre ellas su pintado, siguiendo el método tradicional basado en cal y mucílago de nopal.

"El edificio no puede recibir ningún otro tipo de pintura porque los muros necesitan transpirar, por lo tanto no se les puede aplicar esmalte a base de polivinilo. Por ello, estamos repitiendo el sistema tradicional de pintura a la cal que se aplicaba antiguamente a los edificios", explicó el arquitecto Carlos Martínez Ortigosa, asesor de los trabajos que se realizan en el Fuerte.

La pintura a la cal se prepara con los métodos y materiales tradicionales, como la piedra caliza, el mucílago de nopal macho, alumbre, sal y pigmentos minerales.

Requiere de un proceso para el apagado o hidratación de la cal y se elabora en las dosis requeridas, dependiendo del sitio y previas pruebas antes de su aplicación.

Antes de la preparación y aplicación de esta pintura de origen natural, desde hace varias semanas se efectúa el descarapelado de las paredes de las bóvedas, en cuyo interior se ubican las 13 salas de exposición permanente del museo, sin que ello afecte la visita del público, refirió Narda Alcántara Valverde, directora del recinto cultural.

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Buscan frenar humedad. dos. cultural

Estas labores que forman parte del Proyecto de Mantenimiento Preventivo y Correctivo del Fuerte de San Diego, dieron inicio los primeros días de abril, con la preparación y pintado de la fachada de la Plaza de Armas, el adarve y las almenas.

Martínez Ortigosa, quien también coordina del Plan Maestro de Arquitectura del Museo Nacional de las Culturas, indicó que paralelamente a estas acciones, en el Fuerte de San Diego se realizan una serie de estudios tendientes a precisar el origen de los problemas de humedad que se observa en el inmueble.

"Estamos analizando cuáles podrían ser las causas de la humedad que se observan en los muros, que pueden ser desde los mismos materiales constructivos con que fue edificada la fortaleza, el espesor de las bóvedas e inclusive el sistema de aire acondicionado que se instaló hace 20 años", añadió.

"Será a través de un dictamen y las decisiones del cuerpo colegiado conformado por especialistas de las coordinaciones de Conservación del Patrimonio y de Museos y Exposiciones del INAH, como se definirán las medidas que se habrán de tomar para contrarrestar esta situación", concluyó el arquitecto.

esta fortaleza formó parte del sistema de fortificaciones que Felipe II ordenó construir en el siglo XVI, para la defensa de las principales rutas comerciales.

La traza actual de este edificio emblemático de la ingeniería militar, estuvo a cargo del ingeniero Adrián Boot, también constructor de la Fortaleza de San Juan de Ulúa en Veracruz, y del Fortín Alvarez en Acapulco.

Para esa época, al Fuerte se denominó San Carlos y se componía de cinco baluartes denominados San José ubicado al poniente; San Antonio al norte; San Luis al noroeste; Santa Bárbara al suroeste y el de la Concepción al sur.

En 1813, el Fuerte de San Diego fue tomado por las fuerzas insurgentes, al mando de José María Morelos y Pavón.

Entre los usos que ha tenido el inmueble son: la sede de la Secretaría de Guerra y Marina a finales del siglo XIX, y el sitio donde resguardaba el Archivo Municipal en el siglo XX. En 1986, el INAH lo destinó como sede del Museo Histórico de Acapulco.

Entre las salas que conforman el museo se encuentran las denominadas La Conquista de los Mares del Sur, Sala de Navegación, Sala de Comercio, Sala de Piratería, Sala de los Confines del Imperio, La Independencia, La Cocina y La Capilla.


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