12 noviembre 2006

En deslucido acto en Acapulco, AMLO acusa a la prensa: "O es vendida o es alquilada"

En un deslucido acto en el puerto
de Acapulco, en el que no pudo reunir a más de 500 asistentes, el
autodenominado "Presidente legítimo", Andrés López Obrador acusó a la
gran mayoría de los medios de estar vendidos a intereses ajenos a su
proyecto político.
Luego de que en su discurso en el zócalo de Acapulco hiciera
señalamientos contra los medios de comunicación – algunos de los
cuales han sido agredidos por su cuerpo de seguridad en eventos
llevados a cabo en otros puntos del país, López Obrador fue abordado
y dio una ríspida y breve entrevista.
Aseguró que "la mayoría de los medios de comunicación, de
prensa escrita, radio y televisión" están comprados por lo que no
difunden o distorsionan sus mensajes, aunque dijo "hay honrosas
excepciones… hay la prensa vendida y la prensa alquilada".
Durante su discurso, López Obrador congregó a poco menos de 500
personas entre los cuales se encontraba un nutrido grupo de habitantes
de Iguala, miembros del Frente Juvenil Igualteco, así como
funcionarios del gobierno estatal y municipal.
En el templete, detrás del "presidente legítimo" escucharon su
discurso el alcalde de Acapulco, Félix Salgado Macedonio y el senador
perredista, Lázaro Masón Alonso, quienes vestían de amarillo y negro,
al igual que el excandidato de la coalición "Por el Bien de Todos".
En una esquina, casi oculto por su cuerpo de seguridad, se
encontraba el senador guerrerense por Convergencia, Luis Walton
Aburto. También había diputados federales perredistas y diputados
locales.
El discurso de López Obrador, similar al repetido en algunos de
los 2500 municipios que dijo visitará, hizo un recorrido por lo que
será su gabinete y las funciones de cada una de las Secretarías, las
cuales se opondrán a la reforma fiscal, energética, así como a otras
propuestas que emanen del Poder Ejecutivo federal que entrará en
funciones el primero de diciembre.
Anunció también un proceso de credencialización y poco faltó
para que tomara juramento a los ahí asistentes quienes "estarían
dispuestos a ser convocados por el presidente legítimo", cuando este
se los requiriera.
Adelantándole el cumpleaños, los asistentes cerraron el evento
entonando las mañanitas, mientras López Obrador bajaba del templete
rumbo a su camioneta, ubicada frente al zócalo porteño, mientras a
empujones y puntapiés, su cuerpo de seguridad alejaba a los medios de
comunicación que intentaron prolongar lo inevitable: una entrevista.
En pocos minutos el zócalo quedó vacío. Para el dirigente
estatal del PRD, Sebastián De la Rosa Peláez, "fue un evento exitoso"
pese que sólo hubo ocho días de convocatoria. Aún cuando predominó el
amarillo perredista, para De la Rosa, el mítin fue "un acto muy
animado, muy colorido".

--
Juan José Belmonte Torres

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