03 abril 2005

Con cohetones anuncian la muerte del Papa

A los pocos minutos de darse a conocer la muerte del Papa Juan Pablo II, no sólo las campanas de las iglesias católicas del puerto repicaron, en otras parroquias tronaron cohetones que atrajeron a los feligreses. por la extrañeza del incesante sonar.
A diferencia de otros sábados, cuando las iglesias se llenaban por bodas o XV años, esta vez los fieles laicos acudieron a rezar por el Santo Padre horas antes de comenzara caer el sol.
Mientras el arzobispo Felipe Aguirre Franco rezaba en su cuarto, en la Catedral de Nuestra Señora de la Soledad cientos de católicos acudieron a elevar sus oraciones por Juan Pablo II.
En vísperas de la canonización de Sor Faustina, todos los fieles permanecían en catedral arrodillados rezando un rosario. No había una sola alma de pie. Se colocó una pintura de Su Santidad debajo de la imagen de Cristo en el altar.
A un costado, una imagen de tamaño natural de Un Cristo de cuyo corazón emanaban dos rayos uno rojo y otro blanco, recordaba la imagen que Sor Faustina, a quien canonizó Juan Pablo II un tres de abril, vio y quien se presentó como el “señor de la Misericordia.”
Sobre el altar, que lucía al frente una leyenda “Oremos Por El Papa Juan Pablo II”, se colocó una custodia portando una hostia, el cuerpo de Cristo, ante quienes los fieles reunidos en una “Hora Santa” pedían por el alma del Santo Padre.
Frente a ella, de rodillas, el padre Angel Contreras, vocero de la arquidócesis, llamó a la grey católica a pedir para que el Papa “nos siga bendiciendo y colmando de su gracia desde allá, desde la eternidad, tenemos la certeza de que es un Santo hombre.”
En otras Iglesias, como la más pequeña, ubicada en el barrio de “Las Crucitas”, las personas que acudían a orar permanecían incluso del otro lado de la estrecha calle, mientras el sacerdote elevaba una oración por Su Santidad.
En la Iglesia de la Virgen de Guadalupe en la colonia Mozimba, el padre Guillermo Olmedo con cerca de 80 años y por lo menos cuatro Papas en su haber como sacerdote, recordaba en una misa de quince años las obras de Karol Wojtyla.
No fue la única Iglesia, los sábados, normalmente las parroquias y templos están ocupados por bodas y quince años, por lo que en medio de chambelanes de corte militar y fastuosos vestidos, fieles católicos oraron por Juan Pablo II.
Sin embargo todas las celebraciones de la Iglesia en Acapulco terminaron con una misa de funerales que celebra en estos momentos el arzobispo Felipe Aguirre Franco acompañado de varios sacerdotes y que se espera culimne alrededor de las diez u once de la noche.

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